El círculo de mis derrotas se cierra
como el grillete artificioso de una aurora,
la ciudad avanza trastabillando, ajena a sus pústulas.
Aún se ven jacarandas luchando contra el smog,
pero nada, la ciudad no responde, agoniza en su cáncer.
Murieron los ficus, cayeron los gorriones,
sólo resistieron los mutantes anuncios paranoicos
en nuestra conjuntivitis consumista.
Alta temperatura, estertores, dolor agudo, palpitaciones.
Monterrey se muere
su sarna cunde bajo los vendajes de un “éxito” entrecomillado,
| |entrecarcomido,
| entredeshauciado.
Se caen a pedazos los torreones, las palabras pierden voz.
Honor, verdad, promesa ¿significan algo?
Se derrite Monterrey como un pastel de excremento
debatiéndose en la carcajada de su tragedia.
Adiós Monterrey.